La traducción técnica son,
uno de los elementos indispensables para la correcta comercialización de un
producto en el extranjero. ¿A quién le agrada cuando compra un aparato
electrónico y descubre que las instrucciones no están en su idioma?
Cómo
deben ser los textos originales en las traducciones técnicas.
La
gestión de la terminología es esencial en la traducción de documentación
técnica. El estilo y la redacción
de los textos originales afecta enormemente a la calidad de las traducciones
técnicas. Es fundamental que en los originales las oraciones sean cortas
y claras. Smart Translators o los traductores encargados de realizar las traducciones técnicas
deben tener acceso a los libros de estilo que utilice la empresa o como mínimo
obtener ciertas indicaciones de cómo el cliente quiere comunicarse con sus
clientes.
Los
textos pueden ocupar diferentes espacios según el idioma.
Esto
es algo que en la mayoría de ocasiones no se tiene en cuenta y puede acarrear
ciertos problemas de “espacio” a la hora de maquetar un folleto, una guía o un
catálogo. Por ejemplo, si se
traduce un texto de inglés a español, normalmente siempre resultará un texto con más palabras que el
original. Del mismo modo, un texto en francés, pueden ser hasta un 35% más extenso que su equivalente en inglés.
Por
tanto, es posible que sea necesario añadir páginas adicionales a los manuales o
adaptar la traducción para que se adapte al espacio disponible.
Los
traductores técnicos han de traducir
Este
punto tal vez está más orientado a los clientes que a los traductores técnicos,
pero nunca está de más recordarlo. Lo
idóneo es que Smart Translators o el traductor que vaya a
realizar las traducciones técnicas de los productos de una empresa, reciban todos los documentos técnicos en sus
formatos originales y editables. Cuando los archivos originales no están
disponibles o no son editables, casi siempre se han de volver a crear desde
cero o procesarlo con programas creados para tal fin. Un proceso tedioso y
costoso.
Los
documentos deben tener un correcto formato, sin espaciados diferentes,
distintas fuentes mezcladas, saltos de línea o de sección sobrantes, etc. Si el cliente no lo hace, alguien tiene que
hacerlo, y en este caso es el traductor, empleando un tiempo precioso
que podría dedicar a realizar la traducción. Por supuesto todo esto comporta un
coste añadido al cliente.
Es deseable mantener una estructura de archivos ordenada, claramente etiquetados, y de fácil navegación. Los traductores deben ser capaces de buscar y reemplazar los archivos de forma rápida, la automatización de gran parte de esta tarea hace que se puedan centrar en cosas más importantes. Una estructura de archivos desorganizada es otra importante pérdida de tiempo, y en última instancia, de nuevo aumenta el coste del proyecto.
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